4 de octubre de 2008

No es un punto y final, sólo un hasta mañana.

El otro día asistí a la comida homenaje de una compañera que se ha jubilado. Después de 38 años dedicada a la enseñanza de la cultura clásica, ha dicho adiós a las aulas, y con ese motivo nos reunimos allí tanto sus compañeros pasados que ya no estamos en ese instituto, el Aguilar y Eslava de Cabra, como los presentes.
Se trata de Milagrosa Poyato, Mila para los amigos y sus alumnos, con la que he tenido la oportunidad de tratar como compañera en los dos últimos años y en algún curso pasado antes, y de ella recordaré siempre su meticulosidad, el cariño con el que sus alumnos y alumnas la trataban y el respeto que transmite, y la alta consideración en que la tienen todos los que han (hemos) trabajado con ella.
Ha terminado una etapa muy importante de su vida, pero ahora inicia otra para dedicarse, como ella dice, a sus libros, su familia y sus amigos, en definitiva a sus cosas.
En el tiempo que nos está tocando vivir, como ella recordaba, la situación de nuestra profesión ha decaigo enormemente en tanto que la consideración social de los profesores y profesoras está por los suelos, pero sin embargo siempre recordaremos lo bueno, a aquellos de nuestros alumnos que cuando pasan unos años nos los encontramos con sus estudios terminados y con sus vidas encarriladas, incluso a veces como compañeros.
Pero sin duda el recuerdo de aquellos compañeros con la que compartimos conversaciones e inquietudes en los recreos nos muestran que una jubilación no es el punto final de la vida, al contrario, es un hasta luego, es quemar una etapa más, quizá la más larga, para comenzar otra vez, como si de un nuevo curso se tratara, cuando al llegar septiembre nos encontramos con otros alumnos y compañeros que periódicamente vuelven a su cita, pero ahora esas otras personas son las que siempre han estado ahí y que forman su círculo más cercano, su familia.
Por ello es motivo de alegría una jubilación, y por ello en este episodio del insti no podemos decir nada más que como siempre, hasta mañana.

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