31 de agosto de 2011

A MI PADRE.

Has terminado
de andar tu camino
en este tiempo de estío,
mientras nosotros
seguimos adelante
mirando de reojo
por si aún estás ahí.
Pero ahora lo que está
es tu recuerdo
que irá apaciguando poco a poco
el dolor por tu pérdida.
Son muchos los años
que te hemos tenido
y las cosas de la vida,
no siempre fácil,
que hemos compartido
pero ahora que no estás
seguirás aquí dentro
perdurando en nosotros
lo bueno que pudiste darnos
y recordando
lo que quizá no te dimos.
Paso a paso
seguiremos nuestras sendas
sin ganas de dejarte atrás,
de ahí que cada día
en un instante cualquiera
un leve soplo
nos recuerde el tiempo
que estuviste a nuestro lado,
las pequeñas cosas
que fuimos viviendo contigo
y el valor de la vida
cuando ésta se pierde.