El día se va abriendo tras su sábana de bruma. El sol que hasta ahora parecia oculto, comienza a aparecer como sin ganas envuelto por los ruidos de la calle: a un lado los coches discurren por la avenida, a otro, la gente que juega en las piscinas a la espera que pase la mañana y en medio las terrazas que van recobrándose de la indolencia de la noche pasada, huyendo del calor de los sueños estivales.
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