El pasado viernes tuvo lugar un nuevo recital en diverso idiomas y variados acentos organizado por la asociación Naufragio y en la que participé leyendo un poema de Antonio Machado titulado "El mañana efímero". elegí este poema como modesto homenaje al 75º aniversario de la muerte en el exilio del gran poeta; pero también porque considero su temática muy actual, dada la situación de recorte moral y de libertades que estamos viviendo en los últimos tiempos.
Después de varios años colaborando con esta asociación, esta la primera vez que intervengo en una actividad como miembro de la misma, lo que supone para mi una gran satisfacción, pues el recital resultó magnífico.
Más información aquí.
Al final pongo el poema que he leído.
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Foto de grupo de los participantes en el recital |
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Momento de mi intervención |
EL MAÑANA
EFÍMERO
A Roberto Castrovido.
La
España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota
de Frascuelo y de María,
de
espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su
inefable mañana y su poeta.
El
vano ayer engendrará un mañana,
vacío y ¡por ventura! pasajero.
Serán un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero:
a
la moda de Francia, realista;
un
poco al uso de París, pagano,
y al estilo de España, especialista
en
el vicio al alcance de la mano.
Esa
España inferior que ora y bosteza,
vieja
y tahúr, zaragatera y triste;
esa
España inferior que ora y embiste
cuando se digna usar de la cabeza,
aun tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y
de sagradas formas y maneras;
florecerán
las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El
vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la
sombra de un lechuzo tarambana,
de
un sayón con hechuras de bolero.
El vacuo ayer dará un mañana huero.
Como la
náusea de un borracho
ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las
cumbres de granito;
hay un
mañana estomagante escrito
en
la tarde
pragmática y dulzona.
Mas
otra España nace,
la España del
cincel y de la maza,
con esa eterna
juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y
redentora,
España que alborea
con
un hacha en la mano vengadora,
España de
la rabia y de la idea.