2 de diciembre de 2018

El poeta está de vuelta

El pasado viernes tuve el placer de asistir a la presentación del libro "haikus del buen amor desde Lucena (y del mundo)" cuya edición ha corrido a cargo de Manuel Lara Cantizani. Esta presentación no fue en absoluto un evento al uso. Se trató de la presentación pública de un libro coral que tiene a sus espaldas una historia de amistad, generosidad y en definitiva de amor.
Lara Cantizani es un poeta lucentino, es también concejal de su localidad natal y es otras muchas cosas que yo no voy ahora a descubrir aquí. Desde este verano sus numerosos amigos y conocidos supimos que había tenido una visita muy desagradable, un tumor cerebral,  y a partir de ahí y a través de Facebook comenzó una corriente de cariño y de muestras de afecto por medio de los haikus que él fue mostrando en esa red social. Numerosas personas, muchas de ellas probablemente nunca había escrito un verso, comenzaron a responder a los de Manolo, y así se inició el proceso que culminó el pasado viernes con la presentación pública de este libro que recoge esos haikus que fueron apareciendo día a día durante bastantes semanas. 
Con gran generosidad, Manolo quiso compartir estos versos con todo el mundo y a la vez hacer una gran obra, colaborar con la delegación local de la Asociación Española Contra el Cáncer.
Probablemente, todos los que le han escrito un haiku a Manolo tienen algo que contar sobre él. Yo también: 
Lara Cantizani fue de las primeras personas que yo conocí cuando me vine a vivir a Lucena hace ya 20 años, con él y con sus alumnos descubrí eso de los haikus y lo que es más importante, volví a escribir poemas, labor que hacía ya bastantes años que había abandonado. Él fue el artífice de la publicación de mi primer poemario y desde entonces, siempre hemos compartido mesa a la hora de presentar mis libros y hemos compartido páginas en algunas de las publicaciones que él ha organizado haciendo que un aficionado a la poesía como yo apareciera junto a grandes poetas amigos suyos (Luis A. de Cuenca o Joan Margarit) por lo que le estoy siempre agradecido.
El viernes para mí, en cierta medida, reapareció el poeta, el hacedor de versos, el maestro que quiere enseñar a los que le rodean lo que el ha aprendido, volví a ver al poeta, a la persona tenaz que lucha por lo que quiere y cree.
Por eso el auditorio de Lucena estaba lleno a rebosar de amistad para darle fuerza y energía a Manolo en este trance, en esta lucha que seguro va a ganar, superando los malos ratos, el dolor y lo que se ponga por delante. 
Ánimo amigo, el poeta está de vuelta.
Estas 17 sílabas componen mis palabras:
"Noche y deseos.
Sobrevuelan el mar,
luces fugaces"