Al fin parece que la justicia ha puesto las cosas en su sitio en relación con Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, después de tanto despropósito y tanta manipulación por parte de la derecha social y política de este país y con la colaboración de lo más ultraconsercador de la propia justicia.
Cierto es que algunos sectores, si bien minoritarios, se niegan a acatar la sentencia y por supuesto, como les vale y se conocen todos los vericuetos legales, apelarán hasta el infinito. Están en su derecho, aunque demuestran su catadura democrática. Y no digamos el máximo despropósito del gobierno de la comunidad valenciana, que en contra de la ley y de la comunidad educativa sigue emperrado en que dicha asignatura se de en inglés.
Por supuesto que la derecha política, ya avanza que cuando ganen las elecciones quitarán esta asignatura pese a haberse acogido a las recomendaciones de la Unión Europea cuando estaban en el poder, así que teóricamente y con la boca pequeña acatan una sentencia que no le es en absoluto favorable, claro que bastante tienen con lo suyo en Madrid.
La presión a que la derecha social y política sometió al gobierno y a la sociedad española en la legislatura anterior les está pasando factura. Aunque quizá lo que les pasa esa factura sea la falta de cultura democrática, que es precisamente de lo que adolecen.
Por cierto, que algunos de los cabecillas de la objección en Lucena, aquellos que manipularon tanto a la opinión pública, los que defienden a capa y espada su derecho a educar en libertad, esos, resulta que tienen a sus hijos asistiendo a clases de Filosofía y ciudadanía en 1º de Bachillerato o a Ética en 4º de ESO , sin que hayan abierto su boca, ni esgrimido ninguna pancarta.