El otro día leyendo el períodico me encontré con una noticia en una página impar y en la parte inferior de la misma , que quizá erá más importante que otras que aparecían con mayores titulares, pues hablaba de solidaridad; el titular decía: El Centro de Orientación Familiar logra unos 60.000 kilos de comida para los necesitados. Efectivamente, durante el mes de diciembre en Lucena se estuvo llevando a cabo una campaña de recogida de alimentos con destino a las familias necesitadas, muchas de ellas inmigrantes, lo que demuestra que pese a todo, la solidaridad con los que menos tienen funciona. Pero la solidaridad no debe tener nombre, y aquí quizá ha sobrado un tanto, pues han sido muchos los lucentinos de forma particular y las asociaciones de distinto tipo quienes han entregado todo este suministro, si bien hay que reconocer que coordinado por el Centro de Orientación Familiar Juan Pablo II.
Con todo lo anterior, según se recoge en la noticia, el aprovisionamiento garantiza la actividad solidaria de Cáritas durante unos cuatro meses. Y es que Cáritas ejerce sus actividades de ayuda a los necesitados, no sólo en navidad, sino durante todo el año y lo lleva haciendo desde al menos que yo recuerde y de eso hace ya mucho tiempo. Por ello muchas gracias.
El ejemplo de esta ONG nos debe hacer reflexionar sobre la necesidad del compromiso hacia los demás, sobre todo los más perjudicados en estos tiempos de crisis que vivimos. Independientemente de la ideología católica y corservadora de estas asociaciones, que en este caso no nos debe importar lo más mínimo, si que es importante tener en cuenta que la gente corriente se ha unido a una campaña que ayudará a paliar al menos durante un tiempo las necesidades más perentorias de una parte de la sociedad lucentina. Pero esta campaña no debe ser sino el inicio de un camino para que la solidaridad permanezca durante todo el año, ahora ya sin más protagonismo que el de los propios ciudadanos de a pie, que viviendo una situación mejor no se olviden de aquellos convecinos que a duras penas consiguen llegar a cubrir sus necesidades más básicas.
Hemos vivido una época de "vacas gordas", es hora ya de que el reparto sea más justo, y el camino creo que ya está marcado, basta con seguirlo en la medida de nuestras posibilidades. Creo que este puede ser un buen deseo para el año que acaba de empezar.
1 comentario:
No se puede estar más de acuerdo, amigo Conrado, en lo que dices y en cómo lo explicas. Ong's: da igual que tenga adscripción católica o que no la tengan. A ti y a mí lo católico no nos eriza la emoción ni nos pone sentimentales. Pero hay razón en tus palabras. Tenemos un "machaco" pendiente. Abrazos de año nuevo, my friend.
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