18 de enero de 2009

Y el tren parará en los Pedroches.

El primer tren llega a la estación (todavía en obras) de Pozoblanco (1907)
Parece que por fin el tren de alta velocidad va a parar en Los Pedroches. Tras muchos años de anhelos y lucha próximamente se va a firmar el convenio entre las distintas administraciones para que la estación del AVE en Villanueva sea una realidad.


Es este un hito más en nuestra pequeña pero larga historia, pues ya a finales del siglo XIX nuestros alcaldes iban y venían a Madrid para pedir que el tren pasara por nuestra tierra, lo que no se va a conseguir hasta que una empresa extranjera, la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya no se de cuenta de que para unir sus explotaciones situadas en Badajoz con las que tenía en Puertollano a través del ferrocarril, éste habría de pasar por aquí. Y nuestros paisanos recibieron con gran júbilo la llegada de la primera locomotora, y con ella la esperanza del progreso, a nuestra tierra allá por 1907. Pero el desaliento llegó con la marcha del último tren en 1970.


Entre tanto nuestra tierra habría de vivir momentos de bonanza y otros más tristes. Y vio como muchos de nuestros paisanos, montados en ese tren, marchaban a otras tierras para buscar una vida mejor.


Pero si de algo sabemos en los Pedroches es en luchar para sobrevivir: se reconvirtió la ganadería tradicional en explotaciones modernas; se consiguió el hospital (la residencia, como era conocida entonces, y que se construyó sobre el solar de la antigua estación) y luchamos para que nuestra tierra no se convirtiera en un vertedero nuclear; y muchas otras reivindicaciones, menos mediáticas pero igualmente necesarias para salir adelante.


Llegados a este punto, no debemos dormirnos bajo una encina, sino que hay que seguir peleando para salir del mapa del olvido mediante la mejora de las infraestructuras necesarias para que esta comarca de la frontera andaluza se una a las zonas más dinámicas de España y Andalucía para así evitar que cada vez que se hace público el censo de población nuestra tierra muestre un descenso continuo y un envejecimiento paulatino que lleva camino de convertirse en crónico.


Y aunque debemos reconocer que este tren no es la panacea para solucionar los problemas de nuestros pueblos, si al menos debe ser el revulsivo que nos ponga en camino hacia el futuro. Por ello debemos olvidarnos del pueblerinismo absurdo que a veces impide ver nuestras auténticas potencialidades, pues lo que es bueno para uno de nuestros pueblos, seguro que lo es también para los demás.


Una parte importante de la sociedad de los Pedroches, ha luchado por conseguir que el tren de la modernidad no pase de largo por nuestra tierra, pero ahora es también labor de todos que ese tren de futuro no se pierda.

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