Ayer fue presentado el número 11 de la revista Saigón, que como dice en su portada se trata de una revista de creación y análisis. En definitiva se trata de una publicación literaria. El número presentado está dedicado a la poesía erótica y en sus páginas podemos ver una serie de poemas de escritores, algunos consagrados y muy conocidos como Luis A. de Cuenca o Javier Lostalé y otros, muchos (al menos los que más o menos conozco) son lucentinos. Además aparece una entrevista con Joan Marguerit, el ganador del premio nacional de poesía del pasado año y uno de los mejores poetas españoles actuales, y además bilingüe, lo que le da más valor aun a su obra.
Esta revista está editada por la asociación del mismo nombre y patrocinada por los ayuntamientos de Lucena y Cabra.
No voy a entrar a valorar aquí las cualidades de la revista, que son muchas, desde el diseño hasta los contenidos, pero si quisiera hacer algunas reflexiones sobre el mundo cultural en Lucena, pues desde hace unos años está experimentando cambios muy interesantes desde mi punto de vista a saber:
Hay una nueva generación de lucentinos que en cierto modo están desplazando con sus obras y sus actividades a esa "seudoélite" que hasta ahora controlaba buena parte de la cultura en nuestra localidad. Se trata de una generación de personas que parecen muy preparadas intelectualmente, muchos de ellos poetas y escritores y también artistas que van lanzando a la calle algunas obras interesantes y que nos van mostrando su capacidad de renovación en las formas de ver la literatura y la cultura en general.
Muchas de estas personas son antiguos alumnos de un profesor de gran talla intelectual y personal, pese a su modestia, Antonio Cruz Casado, el cual por cierto colabora en esta revista con un magnífico poema titulado "sagrados enigmas infantiles" basado en Góngora.
Me atrevería a decir, sin querer ser pretencioso, que el eslabón entre esta "generación" y su maestro es sin duda Manuel Lara Cantizani, poeta y ahora concejal de educación y cultura del que no voy a decir más nada pues sería muy parcial, dada mi amistad con él, pero sólo que en cierta medida está revolucionando el mundillo cultural lucentino, sacándole mucho partido a las pocas infraestructuras de que dispone la localidad, habiendo convertido por ejemplo la biblioteca municipal en una auténtica casa de la cultura, o realizando numerosos programas en las que la cultura y el ocio se entremezclan generando algunos productos interesantes como el botellódromo de las palabras, pero en fin, todo esto será tratado quizá en otro momento.
La revista Saigon junto con la asociación del mismo nombre es uno de esos productos que se han visto beneficiados sin duda de esa política.
Para los que habiendo venido de fuera estamos asistiendo en cierto modo a estos cambios, resulta de interés todo este proceso, pues nos cuesta entender que una ciudad dinámica social y económicamente, pese a la situación actual, apareciese siempre en todos los estudios sociológicos en los últimos puestos a nivel cultural, presentando unas formas anticuadas, poco acorde con una sociedad propia del siglo XXI. Espero que esta generación, y las que estén por venir, nos lleven hacia un desarrollo sociocultural más, abierto y plural que lo que hasta ahora estamos viviendo.
Enhorabuena a los editores de la revista Saigón y a los lectores de la misma, espero que disfruten como lo he hecho yo.