4 de noviembre de 2018

Recuerdos de otoño





Voy andando por la calle en estos días y algunas hojas caídas en la acera se pegan a mis zapatos cuando paso sobre ellas. 
Pensando en mis cosas no me fijo mucho de lo que pasa a mi lado pero de pronto, como un impulso, me giro para mirar a un lado y otro y cerciorarme de que no hay nadie. La calle está solitaria así que me agacho, cojo un montón de hojas y las lanzo hacia arriba dejándolas caer sobre mi como si fuesen gotas de lluvia trayéndome recuerdos de mi niñez cuando andurreaba por las calles del pueblo cubiertas de las hojas, ya sin vida, que el aire había derribado de los árboles. 
Ahora es mi perra quien corretea entre las hojas caídas, mezclando los tonos ocres y rojizos con los restos de verde que aún sobreviven en este atardecer de finales de octubre.
Arrastrando los pies, como en mi recuerdo, paso sobre ellas y de vez en vez hago un cuenco con mis manos, las lleno de hojas y las esparzo, cual mariposas tardías que la brisa empuja en busca del instante de vida que les regala el calorcillo de otoño.

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