17 de noviembre de 2010

Alhambra.



El pasado viernes tuve el gusto de volver a visitar la Alhambra con mis alumnos de 2º de ESO y como cuanto más la visito más me gusta, en esta ocasión se me ha ocurrido un poema que paso a poner a continuación, junto con una de las muchas imágenes que capté con mi cámara.

Al fondo de la alberca

cual espejo imperfecto

se asoma el reflejo
del palacio indeleble
como sello de piedra
fijado en una carta
del tiempo que llega
al caer la mañana
cuando el sol se nos muestra
tras las luces de otoño.
Y los caminos de agua
que discurren tranquilos
entre múltiples tonos
de hojas caídas
nos llevan a los arquillos
bajo techos volátiles
que como el fuego de artificio
engañan a nuestros ojos.
Sangra la piedra
por amores y traiciones
en estancias calladas
tras las puertas ocultas
en los rincones del patio.
Granados otoñales
al rojo vivo,
humedecidos
por el resencio de la mañana.
Y entre las piedras dormidas,
frases de amor incrustradas
en el tiempo presente.

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