Gracias a ellos me gano la vida. Siempre quise tener este tipo de clientela, a pesar de que a veces te dan malos ratos, bien por su comportamiento inadecuado o por sus malos resultados, pero cuando les pones buenas notas o ves que aprenden, te satisface mucho.
Cuando con el tiempo ves a algunos de tus antiguos alumnos y te cuentan como les va o que están haciendo y ves que pese a todo se van buscando la vida te hace recordar un tiempo pasado en el que compartías con ellos aula y madrugones, patio y una parte importante de tu tiempo.
Siempre ha habido y siempre habrá buenos y malos alumnos. Los que tienen muy claro lo que quieren hacer en su futuro y los que no. Los que respetan y valoran tu trabajo y los que pasan de todo pensando que ya vendrá quien le saque las castañas del fuego. Es ley de vida y gajes del oficio.En definitiva son chicos y chicas que han iniciado desde temprana edad el camino hacia su futuro. Algunos, muchos, lo hallarán en los estudios, otros, también muchos, en cambio prefieren abandonar lo antes posible ese camino y seguir otros derroteros, a todos mucha suerte.
Por cierto que parece que ahora lo correcto es eso de alumnos/as.
3 comentarios:
No es mágica, Conrado, es divina: dan sustento a nuestros vicios. Dicho muy bárbaramente. Jeje
Visto así, tienes razón. Menos mal que de vez en cuando los perdemos de vista, ¿no crees?
Lo creo firmemente; caso de que no los perdiéramos de vista, piénsalo, esta vida sería ingobernable, áspera, triste, poco reducible al placer de vivirla... Menos mal que existen los viernes, por lo menos...
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