7 de enero de 2009

Los Reyes Magos existen.


Cabalgata de Reyes en Pozoblanco
(foto extraida de Plaza Pública)
Creo yo que a todos nos gusta, pese a nuestra edad, recibir algún regalo de "reyes". Aunque pueda parecer cosas de niños, pero es que seguramente, si algo queda en los adultos de su etapa infantil es precisamente esa ilusión de recibir de los personajes más entrañables de nuestra vida algún regalo pese a que no sea lo que hemos pedido.

Al margen del derroche que puede suponer los gastos en juguetes, perfumes, aparatos electrónicos de todo tipo, etc., siempre nos queda el recuerdo de aquellas noches frías de reyes de nuestra infancia, en las que tanto nos costaba conciliar el sueño pensando en si vendrían o no los Reyes Magos, en si nos traerían lo que habiamos pedido, cosa que no solía ocurrir casi nunca (eran otros tiempos), y a pesar de que siempre había alguien hermano, primo o amigo un poco malicioso que nos decía que los Reyes eran nuestros padres.

Pasado el tiempo, cuando nuestra infancia va dando paso a otra etapa quizá más compleja de la vida, descubrimos que aquellos "maliciosos" tenían razón, pero a pesar de ello, la ilusión se mantenía, de otra manera, bien es verdad, y haciendo otro tipo de peticiones, a lo mejor ya no tan materiales, pero un resquicio de ella nos queda viva muy dentro pues siempre tenemos el deseo de que alguien se acuerde de nosotros, de lo que nos gusta, de cuáles son nuestros objetivos en la vida o simplemente de que estamos aquí, y eso es lo importante.

Lo material muchas veces nos sobra, pues como se suele decir: tenemos de todo. Afortunadamente tenemos nuestras necesidades básicas más que cubiertas, no nos hace falta más ropa, ni más juguetes, ni una tele nueva, ni comer hasta hartarnos pensando que el frigorífico está vacío.

Y por eso creo yo que en esto como en todo no hay que abusar, pero tampoco hay que olvidar que en nuestra infancia es cuando se van sentando las bases de nuestra vida adulta futura en la que las necesidades personales serán otras, pero permitamonos al menos ese pequeño dispendio que supone dejarnos llevar por la ilusión de la llegada de los Reyes Magos que se esconde en un rinconcito de nuestro vida a la que habremos de volver nuestra vista por lo menos una vez al año.

1 comentario:

Emilio Calvo de Mora dijo...

Bonitas palabras. Cargadas de sentimiento. Como debe ser. Que mañana entres en el "curro" con entusiasmo, amigo. Ya nos veremos.