19 de enero de 2009

3ª palabra mágica: LIBRO.

Desde los 5 años que aprendí a leer no he dejado de hacerlo, pues me gusta sumergirme entre las páginas de un libro. Los libros me han enseñado muchas cosas. Recurro a ellos cuando tengo dudas sobre algo o problemas.
Me encanta no sólo leer, sino el hecho de poseer libros, de clasificarlos, ordenarlos, sentirlos ahí esperándome en las estanterías de mi cuarto de estudio.

A pesar de que dicen que las nuevas tecnologías están desplazando a los libros, yo no lo creo, o al menos espero no conocer el día en que eso ocurra, pues es mucho más placentero para el espíritu leer lo que otros escriben que verlo reflejado en una pantalla o cualquier otro tipo de soporte.

Además, estoy seguro que mi afición de escribir (aunque de forma modesta y sin muchas pretensiones) proviene de mi gusto por la lectura, a pesar de que en los últimos tiempos no lea como cuando era más joven y disponía de más tiempo libre, y es que un escritor que no lea lo que hacen otros sin duda que no será capaz de desarrollar ni de expresar lo que le sale de dentro para plasmarlo en un papel, y en otro y en otro, ..., que unidos formen un libro que el autor ofrece a otros lectores, quizá también futuros escritores.
Precisamente sobre esto escribí hace un tiempo este poema, todavía inédito.
Los libros protestan
desde los estantes repletos
de letras polvorientas.
Recelan de mí
y de mis intenciones
al acercar mis manos
para tocar alguno.
Pero sin duda es hora
de retomar los versos
que el gran poeta triste dedicó
a ese amor perdido
por sendas amarillas
entre el rumor del agua
de aquella vieja fuente.
Y hay ahora más páginas
que vuelven a mi memoria,
y hay versos de amigos
muy cerca de mis manos
que me recuerdan un tiempo
vivido en otros sitios.
Y también ahora
me llaman desde aquí
las nieves de un invierno
que apenas aparecen
sobre un suelo desnudo,
amarillo, verdoso
en un silencio de papel.
Los libros protestan
desde los estantes repletos
de letras recordadas
en páginas soñolientas
volviendo del ayer.

1 comentario:

Emilio Calvo de Mora dijo...

Bonito post, Conrado. Los libros están ahí. Parece hacernos más felices. Yo no lo dudo. Es curioso que yo acabe de escribir en mi página un texto también sobre los libros, acuda a tu Luna del hereje y vea que tú también has caído. Libros. Nos tenemos que ver con una cervecita delante en nuestra muy noble y mariana villa. Hace ?