A estas alturas, como se suele
decir, estamos en pleno foco del verano, es decir en el momento álgido de las
vacaciones y por tanto las playas están repletas, los paseos marítimos a
ciertas horas agobiantes y en los bares y restaurantes de las zonas turísticas apenas
se cabe.
Esta tarde hemos bajado a la
playa para pasar un rato tranquilos tomando el sol, pero de pronto ha
sobrevenido el terral, ese aire calentón que aparece en la costa malagueña y
que hace que mucha gente tenga que refugiarse en el interior de bares y
restaurantes para evitar el sofoco que supone la atmósfera asfixiante que se
produce. La gente se pregunta, sin muchas ganas, como puede surgir de pronto
ese calor sin que nadie lo espere,
entrándonos una cierta flojera en el cuerpo, aguantando hasta más tarde
de lo habitual, durmiendo apenas.
Pero no pasa nada, en unas horas
todo vuelve a la normalidad y al día siguiente bajaremos a la playa y de nuevo
la multitud ocupará su tiempo de ocio en bañarse, tomar el sol o simplemente
pasar el rato bajo la sombrilla intentando no pensar en exceso en el trabajo
que espera tras los días del foco de verano, esos días en que intentamos
olvidarnos de la rutina cotidiana a la que volveremos cuando las tardes sean
más cortas y las noches algo más frescas. Pero mientras tanto aquí seguiremos,
disfrutando de la desidia veraniega y de las vistas, si las tenemos del mar
desde nuestra ventana.
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