24 de junio de 2010

No es un fin de curso cualquiera.

A lo largo de todos estos años que llevo dedicado a la enseñanza, he tenido muchos fines de curso, ninguno igual, pero practicamente todos tenían una cosa en común y es que no sabía con seguiridad donde iba a estar cuando llegara el mes de septiembre. Unas veces lo tenía más o menos claro, pero siempre existía esa inseguridad, pues mi situación administrativa no era la más adecuada.
Pero las cosas han cambiado, ahora si que se donde voy a estar el próximo curso (hasta donde se puede saber) y el próximo y problablemente muchos otros, y es por eso que éste no es como los demás.
Es verdad que ya los alumnos están en sus casas con sus respectivas cosechas, nosotros los profesores a punto de iniciar nuestras vacaciones, los padres con su poco de queja pues no saben en estos días donde "aparcar" a sus niños, y así se van pasando estos primeros días del verano.
Una vez más me toca dejar un instituto, y ya van nueve desde aquel lejano enero de 1996 en que entré por las puertas del Instituto de FP Infanta Cristina de Almonte. En todos ellos he trabajado lo mejor que he podido y he sabido; he conocido a muchos compañeros, con algunos he trabado amistad, con otros, simplemente una relación de trabajo; he tenido muchos alumnos de todo tipo; he estado en locales buenos y en institutos que más parecían un simulacro de tal cosa (¡ay Casariche!); he conocido pueblos más o menos grandes y peculiares y alguna ciudad, pero en todos ellos he ido dejando un poco de mismo como corresponde a una profesión como esta.
Ahora que me dispongo a dejar éste instituto camino de mi primer destino definitivo se que lo echaré de menos, sobre todo al principio, y aunque no voy a un sitio desconocido, siempre es como comenzar de nuevo y eso genera un poco de miedo; son los gajes del oficio, de una profesión tan digna como cualquier otra, llena de aventuras y episodios, unas veces alegres, otras emotivos, otras tristes y otras veces pasan sin pena ni gloria.
Este curso, como todos los demás pasará a la pequeña historia de mi vida, me acordaré de algunos buenos alumnos y las conversaciones desarrolladas en clase, procuraré olvidarme de aquellos otros que niegan la importancia de la formación y la educación para sumergirse en la vagancia o simplemente en la ignorancia. En algunos habré dejado quizá alguna huella, seguro que para la mayoría habré sido un profesor más. Recordaré también a muchos de los compañeros con los que he trabajado aquí, algunos como yo, abandonan el centro camino de su nuevo lugar de trabajo, otros permanecerán por aqui todavía unos cuantos años, y algunos se van de "vacaciones permanentes" ya bien merecidas, pero sin duda unos y otros seguirán por aquí guardados en algún lugar de mi memoria, como todos los fines de curso transcurridos hasta ahora, y como el que estamos acabando, que por lo dicho, no es uno más, pues marca el fin de una etapa, para mi demasiado larga, de privisionalidad en el puesto.

2 comentarios:

Emilio Calvo de Mora dijo...

Amigo Conrado, como sabes que te aprecio y que te tengo por amigo, sólo te deseo lo mejor en tu nueva singladura, que se dice. Espero que enseñes como sabes en tu nuevo destino, destino largo, porque va a ser largo y vas a disfrutarlo, seguro. Un abrazo grande. Muy grande.

Conrado Castilla dijo...

Gracias Emilio, espero que tu también disfrutes de las vacaciones ya inminentes y que lo paseis muy bien por esas tierras del norte. Ya nos contareis. Un abrazo también grande ara ti.