6 de julio de 2011

SER LIBRE.

Ser libre es algo que yo siempre he deseado, aunque no siempre me he sentido así, pues la libertad es eso, un sentimiento, algo que sale de dentro.
Nos quejamos muchas veces de la falta de libertad (claro que también hay quien se queja del "exceso" de libertad, sobre todo de los otros), pero cuando vemos lo que está ocurriendo en lugares como Palestina o la situación de las mujeres en muchos países y culturas, o aquellos que apenas vislumbran un futuro más o menos aceptable, entonces es cuando de verdad falta la libertad y entonces es cuando tenemos aunténticos motivos para indignarnos.
Y es que ser libre es sobre todo tener capacidad de elegir. La vida es siempre una encrucijada en la que constantemente se nos plantean distintas opciones: qué estudiar, a dónde ir, con quién estar, etc., etc. Pero ser libre es también compartir, es saber establecer límites, es tener amplitud de miras suficientemente extensas como para poder entender que uno no es el centro del mundo.
Por eso cuando alguien o algo intenta coartarnos estas capacidades de elegir, de compartir, de abrirse a nuevas ideas, a nuevas personas yo al menos me rebelo, porque a mi si me gusta sentirme libre, notar que yo soy yo, una persona que piensa, habla, se alegra o se entristece, pero que en definitiva navega por la vida, con mejor o peor suerte, pero libre, bueno, moderadamente libre.